Siempre ha existido la idea de que estar al aire libre, en la naturaleza, rodeados de árboles, es una forma muy eficiente de eliminar el estrés y recargar energía para luego seguir la jornada. De hecho, ya en 1854 el escritor Henry David Thoreau en su ensayo “Walden: La Vida en los Bosques”, propone a la vida silvestre como el remedio para la sociedad y los malestares que provoca en nuestro ánimo. Claro que este no es único caso. En Japón, por ejemplo, existe una tradición de ir a un bosque y vivir una profunda experiencia, a través de todos los sentidos, llamada Shinrin-yoku, que se traduce como “baño de bosque”. El poder restaurador del contacto con la naturaleza ha sido experimentado e intuido por siglos. Pero con el tiempo la evidencia científica ha demostrado que lo que era solo una suposición, sea final y efectivamente, una realidad saludable. Japón, el país que acuñó el término karoshi, muerte por exceso de trabajo, el país de la competitividad y con las tasas más altas...